Evolución de sus fuentes


Fuente en la Plaza de Cruz Rueda

A la riqueza de manantiales habría que sumar los arroyos que surcaban la ciudad, cruzados por numerosos puentes, como en la calle Arroyo de San Pedro, que establecían un paisaje urbano sin duda radicalmente distinto al que hoy conocemos. Pero con el pasar del tiempo, la ciudad precisaría de nuevos espacios centrales en los que situar vías más amplias de circulación y los cauces de los arroyos se abovedarían, para dar lugar a las calles que hoy conocemos. 

En nuestros días esos manantiales ya se secaron o sus aguas ya no son superficiales. Hoy las fuentes que han sobrevivido a un exacerbado crecimiento urbano se abastecen de la red de distribución pública y, cuando las restricciones lo permiten, emanan agua perfectamente potabilizada. Un inadecuado sentido de la construcción moderna ha ido afectando a la capa freática, donde se almacenaba tanta agua, hasta agotarla.

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